¿QUÉ ES PARA MI EL COACHING? ¿CÓMO LO CONCIBO Y ENTIENDO?
Quizá la definición de mi propio concepto de coaching, la encuentro en la confianza y creencia en el ser humano y en su capacidad innata para crecer, desarrollarse y realizarse hacia la máxima plenitud.
Entiendo el coaching cómo aquél proceso de acompañamiento personal y/o profesional que tiene por objeto ayudar a las personas que quieren conseguir sus objetivos o metas, cuando éstas se encuentran con alguna dificultad que no saben cómo abordar o superar. Proceso de cambio centrado en el presente y orientado al futuro donde, mediante el diálogo, las preguntas, la observación plena y la escucha activa, el coach acompaña a la persona en su toma de conciencia, aceptación y puesta en práctica de acciones de mejora y desarrollo, a partir de él mismo y de sus propios valores.
Lo concibo cómo:
- La oportunidad para mirarse para sus adentros, conocerse, entenderse y así comprenderse, aceptarse y quererse.
- La posibilidad para descubrir aquello que le mueve por dentro y le hace vibrar, sentir y accionarse.
- La valentía de tomar conciencia del sentido de su vida y proyecto vital.
- La apuesta para responsabilizarse, empoderarse y ser protagonista de sus procesos personales y proyecto de vida.
CUALES SON SUS APORTACIONES, SU VALOR
En relación a los procesos personales, el valor del coaching lo encontramos, en primer lugar, en la importancia de la toma de conciencia y la asunción de responsabilidad personal, lo que le da un mayor conocimiento, comprensión, y le permite abordar los cambios, activarse y sentirse protagonista de los procesos desarrollados.
En segundo lugar, en la posibilidad de crear espacios seguros, íntimos y capacitadores, que favorezcan el abordaje de las creencias y limitaciones, el descubrimiento de los deseos íntimos y vitales y la emergencia de la energía necesaria para conciliarse con uno mismo, crecer y avanzar con fuerza y convicción.
En tercer lugar, por dar la palabra a la emoción, la vivencia, la intuición, la corporalidad y la posibilidad de sentirse, para conectar con lo más íntimo, genuino y verdadero de cada uno y sus realidades vitales.
En relación a una mirada más filosófica, existencial y actitudinal, el valor del coaching lo hallamos en la necesidad de transcender a la búsqueda del sentido vital de uno mismo para así contribuir para un mundo mejor, más certero, humano y solidario y trabajar para su transformación, mediante los pequeños o grandes cambios y avances que se dan en los procesos personales, individuales, grupales y organizacionales.
Lluís Toledano, Juny 2018